Decía Nietszche que la vida sin música era un error. Ya podría haber sido el eslogan de Napster en el 1999.

Se creen que cerrando Megaupload se acabará con los intercambios “ilegales” de archivos, del mismo modo que creyeron que Napster acabaría con el intercambio de música. Que alguien me explique qué hay de ilegal en compartir. Sí, otra vez, es que no me entero.

Tenemos la cultura mejor distribuída y diversificada de los últimos años y nos empeñamos en ponerle precio. Instaurar un modelo de negocio en intercambiar cultura como fin principal y teniendo el económico como subsidiario para que la plataforma sobreviva, como Spotify, me parece lo más lícito.

Si similares modelos se instauraran en la industria audiovisual, otro gallo nos cantaría, pero nos empeñamos en perpetuar un modelo de negocio “in the American way” donde vamos encaminados a encarcelar a nuestros hijos porque dibujan a Mickey en el colegio y viola los derechos de Autor de Walt Disney, por cierto, el mayor plagiador del mundo.

Señores, la vida sin cultura es un error. Y ese error es aún mayor si la cultura no se comparte. El intercambio libre es VITAL para que la cultura y, de su mano, la sociedad, evolucionen.

Si seguimos así, hasta que encontremos petróleo y tengamos que pagar por dibujar a Mickey y cantar en la ducha, es como verdaderamente condenaremos la cultura al magnatismo corporativo que ya teníamos instaurado.

Mientras tanto, solo nos queda leer a los clásicos.

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